domingo, 19 de junio de 2011

Mundos reales, mi mundo, el tuyo.

Cuando desperté, abrí la ventana, dejé que la brisa de la mañana refrescase mi cara. Noté un escalofrío intenso en la nuca que recorrió mi columna. Me costó abrir bien los ojos, la luz intensa del cielo azul me cegaba.
Dejé que los pájaros me cantasen una nana de buenos días. Posé mis pies sobre el suelo, frío, como la brisa. Siempre he odiado ponerme las "zapatillas de casa", he llegado a desesperar mucho a mi padre por decírmelo tantas veces: "El suelo está sucio, hija", "ponte las zapatillas, que vas a pisar algún cristal", a veces con una simple mirada hacia mis pies bastaba. Me encantó tener ese flashback momentáneo al notar el frío del suelo en las plantas de mis pies. Otra brisa rozó mi espalda. Me miré al espejo, mi cara era similar a la de una fiestera que no había dormido más que dos horas. Pero no, la pintura se me corrió durante la noche. 
Antes de salir de mi habitación, miré a la ventana, la de las brisas, fijé mi mirada en las nubes que hacían un cielo perfectamente dibujado y dije: "Voy a por ti, realidad.". De nuevo una brisa intensa me recorrió el cuerpo, esta vez me estremeció sacudiéndome todo el cuerpo, nunca noté algo tan tierno, empecé bien mi día. Y esque puedo empezarlos todos bien.

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